miércoles, 11 de julio de 2007

Antes de Juzgar a Alguien

La tendencia del ser humano es pensar que lo que hacen los demás siempre es peor que lo que hacemos nosotros, por eso estamos siempre prestos a juzgar y acusar a otros, aun cuando en algún momento nosotros hayamos cometido la misma falta o cualquier otra.

En varios versos que anteceden al que cito, en el mismo capítulo de Romanos, se enumera detalladamente una serie de pecados que todos podemos cometer, y cometemos, para que nos demos cuenta de que la condenación que imputamos a otros también recae sobre nosotros.

El listado nos habla de injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad, envidia, homicidios, contiendas, engaños, malignidades, aborrecimiento de Dios, injuria, soberbia, altivez, calumnias, desobediencia a los padres, necedad, deslealtad, desamor, inmisericordia e inhumanidad.

La palabra del Señor asegura que los que prectican tales cosas o se complacen con los que las hacen son dignos de muerte. El identificarnos con algún elemento de esta lista nos lleva a la conclusión de que somos pecadores y que necesitamos la transformación de Dios en nuestras vidas.

Todos somos pecadores, pero es momento de pensar de manera sincera en nuestra condición de pecador, no en la de los demás, para que podamos entregar nuestras vidas a Jesucristo el único que nos ayuda a andar alejados del pecado y nos libra del juicio de Dios Padre.

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