martes, 3 de junio de 2008

CIEGO ROMPE BARRERAS EN R.D.



AZUA.- “Atención, atención... a los pacientes de emergencias....”, “Hospital Regional Taiwán, buenas, dígame…”, ambas expresiones de Onoris Montilla, un no vidente que labora de recepcionista en este centro, se confunden, por su fluidez, con la de cualquier locutor de larga data.Con un micrófono en las manos y por otro lado manipulando un equipo telefónico, Montilla, con 43 años de edad, afirma que nunca ha estudiado el arte de hablar en público, sino que es fruto de los desafíos que ha tenido que vencer en su vida. Más personal“La necesidad crea hábitos, soy estudiante de término en Educación en la Universidad Tecnológica del Sur (Utesur)”, responde al ser cuestionado respecto al origen de su atractiva oratoria. Su limitación, dice, lo ha hecho sacar fuerzas de abajo para incorporarse al sistema de trabajo y el deseo de refutarle a la gente una visión diferente de cómo es la realidad, que lo impulsa a superarse cada día más.El forma parte de un conglomerado de más de 500 no videntes de la región Sur de los cuales apenas tres se han insertado al mercado laboral. Desde 1998 se inició en ese quehacer en el hospital Simón Striddel, pasando en 2005 al Regional Taiwán cuando este fue inaugurado, gracias al apoyo de la directora general Zoila Pantaleón González. Allí puso de manifiesto las paupérrimas condiciones en que vive la generalidad de sus “compañeros de infortunio”, aglutinados en la Unión de Ciegos de Azua, la cual dirige. Dijo haber hecho cursos de computadoras, en el marco de los programas y carreras técnicas que gestiona a través de esa entidad, mientras otros también se han integrado a estudiar Derecho y diferentes profesiones. SituaciónPese a sus esfuerzos, apenas devenga 3 mil pesos mensuales, que con los descuentos se reducen a 2 mil y no le alcanzan para subsistir. Esto lo obliga a usar parte del local que tienen para la Unión de Ciegos como vivienda. Ojalá que su ejemplo sea emulado y su labor bien remunerada. Leer más

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