lunes, 9 de junio de 2008

UNA BOTELLA CON AGUA Y LEJIA SIRVE DE BOMBILLA EN UNA CASA DE BRAZIL


Río de Janeiro. Un poco de ingenio y la iniciativa privada han llevado la luz a hogares pobres de Río de Janeiro en los que antes reinaba la oscuridad.
Mediante un método simple, consistente en la instalación de una botella de plástico transparente rellena con agua y algo de lejía en el tejado de la casa, estos hogares han conseguido que la luz inunde el interior de sus viviendas.
Las botellas, que se insertan en la techumbre de las casas, dejan pasar la luz del sol a través de su plástico transparente, de forma parecida a las antiguas claraboyas, aunque con ventajas sobre éstas, como la impermeabilidad, su durabilidad y su precio, extremadamente barato.
El proyecto está destinado a hogares de las zonas más humildes de Río de Janeiro, en los que viven familias de muy baja renta, y se basa en el aprovechamiento máximo de la luz solar, escasa en viviendas que, por su construcción y ubicación, con frecuencia carecen de ventana.
Este sistema de iluminación natural permite que las familias vean "bastante reducida" su factura de electricidad, según contó a Efe Marta da Silva, una de las beneficiadas por el programa puesto en marcha por Ampla, compañía distribuidora de energía eléctrica que forma parte del grupo Endesa en Brasil.
En la familia de Marta, una brasileña de unos 50 años que vive en la barriada Porto Do Rosa, en São Gonçalo (Río de Janeiro), todo el mundo está desempleado, y tan sólo su marido realiza algún trabajo esporádico que les permite sobrevivir a duras penas.
Antes obtenían la electricidad de la red de un vecino y ahora pagan "todo correcto, gracias a Dios", dice Marta quien, según cuenta, no sabía que su situación anterior era ilegal.
Un par de estas botellas, instaladas hace tres meses en su salón-cocina, proporcionan luz durante el día.
"No podríamos pagar la factura normal de luz. Ahora lo hacemos puntualmente y ya no estamos en una situación ilegal", aseguró la mujer con una amplia sonrisa de satisfacción, agregando que el dinero que ahorra, "lo invierto en mejorar la alimentación de mi familia".
Según el coordinador del proyecto, Antonio Afonso Gomes, la luz generada por cada botella equivale a una bombilla de entre 40 y 60 vatios. Un requisito es que el tejado de la casa sea de teja de fibra de cemento, y no de hormigón.
Gomes explicó que el agua de las botellas se mezcla con un poco de lejía para que permanezca limpia durante unos tres años, al término de los cuales se debe cambiar el líquido. Las botellas son fijadas con silicona para evitar que el agua de la lluvia entre en las casas.
La iniciativa de la empresa, que se inscribe en un conjunto de proyectos de responsabilidad social desarrollados por el grupo Endesa, incluye además la mejora de la instalación eléctrica en esas viviendas, el suministro de neveras de bajo consumo, de lámparas ecológicas para horario nocturno y algunos consejos que les ayudan a ahorrar en la cuenta de la luz, indicó Gomes.
Oportunidad
El sistema de las botellas de plástico no es nuevo. En 2001, cuando Brasil sufrió una gran crisis energética provocada por una caída drástica en el nivel de las represas debido a una severa sequía y que obligó al gobierno del entonces presidente Fernando Henrique Cardoso a lanzar una plan de emergencia y racionamientos, un hombre de Minas Gerais inventó el método, que ahora se intenta aplicar de forma más sistemática para paliar las carencias de las favelas de Río de Janeiro.
Ahora el sistema lo está implementando entre los hogares más pobres, AMPLA una compañía distribuidora de energía eléctrica.

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