miércoles, 3 de diciembre de 2008

CUIDEMOS NUESTRO HIGADO!!!


Escucha a tu cuerpo. No comas si no tienes hambre. En su lugar toma un zumo natural, una fruta, una pequeña ensalada o un vaso de agua. Tampoco pases hambre si tu cuerpo te pide alimentos. Es mucho más saludable establecer tus horarios de comida alrededor de tu apetito y darle poca importancia al reloj. Si tienes la costumbre de comer en horarios regularse (aunque no tengas hambre) tu hígado trabajará en exceso.
- Ingiere de de 8 a 12 vasos diarios de agua mineral, para ayudar a limpiar el hígado, los riñones y hasta perder peso. El cuerpo necesita pequeños y frecuentes sorbos de agua para impedir que las células se encojan por deshidratación y sus membranas se sequen. Además, las personas que no beben agua corren un riesgo mayor de contraer la enfermedad de Alzheimer. Pero no olvides que no es recomendable beber grandes cantidades de líquidos durante las comidas.
- Limita tu consumo de azúcar, especialmente la refinada; porque el hígado la convertirá en grasa y colesterol. La grasa causa la degeneración de los órganos o puede almacenarse en los muslos, glúteos y abdomen. Llegará un momento en el que los triglicéridos de la sangre serán demasiado elevados y esto incrementa el riesgo sufrir enfermedades cardiovasculares.
- Evita todos los edulcorantes artificiales porque son tóxicos para el hígado y provocan hipoglucemia y fatiga. Si necesitas comer algo dulce, consume una fruta fresca, miel o melaza.
- No te obsesiones contando las calorías. Si sigues un plan de comida y alimentos para limpiar tu hígado, gradualmente éste mejorará y lograrás perder peso.
- Mastica la comida lentamente, ya que la digestión empieza por la saliva cuando se mezcla con los alimentos en la boca. A medida que se envejece la producción de ácido clorhídrico en el estómago se torna inadecuada para la eficiente digestión de las proteínas. Esto puede solucionarse bebiendo un vaso de agua que contenga una cucharadita de vinagre de sidra de manzana en todas las comidas.
- No consumas alimentos a los que puedas ser alérgico o que sepas que no te sientan bien.
- Presta atención a la buena higiene intestinal porque el hígado debe filtrar y destruir cualquier bacteria y virus presentes en la comida. Demasiados organismos dañinos, tales como la salmonera y la bacteria shigella, pueden dañarnos seriamente. Para reducir este riesgo, come alimentos frescos y evita el recalentamiento regular de éstos, ya que un buen caldo de cultivo para las bacterias son los alimentos cocinados, especialmente la carne. No calientes nunca la comida más de una vez. y siempre lávate las manos antes de comer.
- No comas si te sientes tenso o ansioso ya que durante estos estados la corriente sanguínea es desviada de los intestinos e hígado a otras zonas del cuerpo.
- Trata de consumir productos biológicos frescos, libres de pesticidas y aquellos que contengan ingredientes naturales. Evita los alimentos procesados, cargados de sustancias artificiales como conservantes, colorantes, aromatizantes y edulcorantes artificiales.
- Obtén las proteínas de diferentes fuentes, incluidas las legumbres, granos, cereales, frutos secos y semillas.
- Combate el estreñimiento comiendo muchas frutas frescas y vegetales y bebiendo agua a lo largo del día. De esta forma evitarás el crecimiento de organismos no deseados en el intestino grueso.
- Evita las grasas saturadas o en mal estado, pues pueden dañar el hígado con los cambios característicos de un "hígado obeso", similar a aquel de los consumidores de alcohol.
¿CERO GRASAS? ¡NO!
Muchas personas preocupadas por su línea intentan llevar una dieta completamente libre de grasa, aunque, si esto se practica durante más de cuatro semanas, empezaran a aparecer síntomas de deficiencia de ácidos grasos: piel seca e irritada, eczema, pérdida de cabello, dolor articular, fertilidad reducida, incremento de la distracción, depresión y pérdida de memoria y lento índice metabólico con aumento de peso.
También se presentará una reducción de las funciones inmunológicas, desequilibrio hormonal, fatiga, problemas circulatorios, enfermedades degenerativas, adelanto del envejecimiento y alto porcentaje de triglicéridos. Además, las funciones del hígado y del metabolismo se ralentizarán y conducirán a un fácil aumento de peso.
Está comprobado que muchas personas obesas no ingieren excesivas calorías sino que su problema se debe al consumo equivocado de grasas. Como el hígado es el principal órgano encargado de consumir las grasas del cuerpo, cuando las que ingieres están en mal éste se ve imposibilitado de realizar sus funciones y tu metabolismo general se ralentizará, lo que provocará que ganes peso con facilidad, especialmente alrededor de la zona abdominal.
Los aceites dietéticos nos cuidarán si nosotros los cuidamos a ellos, reduciendo su exposición al calor, al aire o a la luz. Los aceites alimenticios naturales tales como los presentes en el pescado, semillas, nueces, aguacates, olivas y legumbres están protegidos de la luz, el aire y el calor gracias a la piel y cáscaras que los recubren y son más frescos y saludables que las versiones embotelladas.
De todas formas, para sazonar ensaladas, fritos ligeros, etc., lo ideal es consumir aceite sin refinar que haya sido prensado en frío y conservado en botellas de cristal oscuro para protegerlo contra la luz y mantenerlo en el refrigerador.
ALIMENTOS RECOMENDABLES PARA EL HÍGADO:
Los mejores vegetales para el hígado son la zanahoria y la remolacha ya que contienen antioxidantes incluyendo el betacaroteno, otros carotenoides y flavonoides curativos que dan color a estos vegetales. Estas verduras antioxidantes tienen un efecto limpiador y curativo para el hígado. Los más beneficiosos son: rábanos, fresas, uvas, col y brócoli.
Asimismo, es bueno consumir lecitina, que ayuda al hígado a metabolizar las grasas yo limpiador del hígado y reduce el nivel de colesterol.

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