Washington.- El Gobierno del presidente Barack Obama optó por evitar las redadas en empresas en busca de trabajadores indocumentados y en su lugar realiza auditorías, con las cuales descubre a más inmigrantes sin papeles, informó el diario The New York Times.
En un año ha llevado a cabo auditorías a 2.900 empresas, ha impuesto 3 millones de dólares en multas, un volumen récord, y ha provocado el despido de miles de trabajadores, de acuerdo con el medio de comunicación.
John Morton, jefe de la Oficina de Inmigración y Aduanas de EE.UU. (ICE, por sus siglas en inglés), dijo a The New York Times que el objetivo de la estrategia es crear “una cultura de cumplimiento” de la ley entre las empresas, de forma que verifiquen los documentos de sus empleados de forma rutinaria.
El anterior Gobierno, presidido por George W. Bush, enviaba por sorpresa a cientos de agentes a fábricas y granjas, que detenían a los trabajadores sin papeles e iniciaban el proceso de deportación.
La política adoptada por la administración de Obama afecta a más inmigrantes porque las auditorías fuerzan a los empresarios a despedir a todas las personas indocumentadas en sus plantillas y no sólo a las que estaban en el trabajo en el momento de la redada, como antes, según el periódico.
Ese fue el caso de Gebbers Farms, una granja del estado de Washington, que tras ser sujeta a una auditoría federal en diciembre despidió a 500 trabajadores, principalmente mexicanos.
Aún así, la nueva estrategia no satisface al senador republicano Jeff Sessions, quien en una entrevista con el periódico se quejó de que la mayoría de los inmigrantes no son deportados, al contrario que en las redadas de Bush.
“Incluso después de ser descubiertos, se permite a los extranjeros ilegales seguir en libertad y buscar otro trabajo”, se quejó.
“Esta política laxa es particularmente inquietante en un momento en el que tantos ciudadanos estadounidenses tienen dificultades para encontrar un trabajo”, añadió.
En cambio, las empresas afirman que la política de Obama reduce la fuerza laboral de empleados poco cualificados para trabajos que los estadounidenses no quieren hacer, pese a la crisis, como por ejemplo las labores agrícolas.
Tras los despidos, Gebbers Farms puso anuncios para contratar nuevos empleados, pero ante la falta de solicitudes, pidió al Gobierno federal acogerse a un programa de trabajadores temporales para traer legalmente a 1.200 trabajadores del extranjero, principalmente de México.
En un año ha llevado a cabo auditorías a 2.900 empresas, ha impuesto 3 millones de dólares en multas, un volumen récord, y ha provocado el despido de miles de trabajadores, de acuerdo con el medio de comunicación.
John Morton, jefe de la Oficina de Inmigración y Aduanas de EE.UU. (ICE, por sus siglas en inglés), dijo a The New York Times que el objetivo de la estrategia es crear “una cultura de cumplimiento” de la ley entre las empresas, de forma que verifiquen los documentos de sus empleados de forma rutinaria.
El anterior Gobierno, presidido por George W. Bush, enviaba por sorpresa a cientos de agentes a fábricas y granjas, que detenían a los trabajadores sin papeles e iniciaban el proceso de deportación.
La política adoptada por la administración de Obama afecta a más inmigrantes porque las auditorías fuerzan a los empresarios a despedir a todas las personas indocumentadas en sus plantillas y no sólo a las que estaban en el trabajo en el momento de la redada, como antes, según el periódico.
Ese fue el caso de Gebbers Farms, una granja del estado de Washington, que tras ser sujeta a una auditoría federal en diciembre despidió a 500 trabajadores, principalmente mexicanos.
Aún así, la nueva estrategia no satisface al senador republicano Jeff Sessions, quien en una entrevista con el periódico se quejó de que la mayoría de los inmigrantes no son deportados, al contrario que en las redadas de Bush.
“Incluso después de ser descubiertos, se permite a los extranjeros ilegales seguir en libertad y buscar otro trabajo”, se quejó.
“Esta política laxa es particularmente inquietante en un momento en el que tantos ciudadanos estadounidenses tienen dificultades para encontrar un trabajo”, añadió.
En cambio, las empresas afirman que la política de Obama reduce la fuerza laboral de empleados poco cualificados para trabajos que los estadounidenses no quieren hacer, pese a la crisis, como por ejemplo las labores agrícolas.
Tras los despidos, Gebbers Farms puso anuncios para contratar nuevos empleados, pero ante la falta de solicitudes, pidió al Gobierno federal acogerse a un programa de trabajadores temporales para traer legalmente a 1.200 trabajadores del extranjero, principalmente de México.
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