Washington.- Un juez de Estados Unidos condenó hoy a cadena perpetua a Kendall Myers, un ex empleado del Departamento de Estado estadounidense, acusado de espiar para Cuba durante tres décadas, mientras que su esposa tendrá que pasar más de cinco años entre rejas por ayudarlo.
El juez federal Reggie Walton determinó que Kendall y Gwendolyn Myers habían traicionado a EE.UU. y debían de recibir un duro castigo por ello.
Kendall Myers, de 73 años, conocido como el “Agente 202″, aseguró que al entregar a la Habana información sobre las políticas de Washington hacia la isla su intención no era la de causar daño alguno a Estados Unidos.Myers dijo que Cuba temía a EE.UU. por su oposición al régimen en la isla.
El magistrado Walton aseguró sentirse “perplejo” ante esas declaraciones dado, indicó, el grado de antagonismo entre los dos países. “El pueblo cubano se siente amenazado y tienen buenas razones para ello”, aseguró el juez.
El ex empleado del Departamento de Estado es descendiente de Alexander Graham Bell, el inventor del teléfono, y se le acusa de haber espiado durante tres décadas para Cuba.Myers y su esposa fueron descubiertos por un agente de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) y arrestados en junio de 2009.
Según documentos presentados ante las autoridades judiciales por el FBI, Myers comenzó a trabajar para el Departamento de Estado como instructor en el Instituto del Servicio Exterior en 1977.
A finales de 1978 viajó a Cuba invitado por un funcionario de la misión cubana en Nueva York y su guía en ese país era un oficial de la inteligencia cubana, según los documentos.
Seis meses después, Myers se trasladó a Dakota del Sur (EE.UU.) con su esposa tras haber renunciado a su empleo en el Departamento de Estado.
Allí fueron visitados por un funcionario cubano ante el cual accedieron a convertirse en espías.
Con fines de identificación para su correspondencia, recibieron los nombres codificados y Myers se convirtió en “202″ y su esposa en “123″.
Posteriormente, volvieron a Washington donde Myers retornó a sus funciones en el Departamento de Estado.
Según los autos de la acusación, la pareja transmitió información a los agentes cubanos en transmisiones de onda corta y otros medios, incluyendo correspondencia entregada en algunos comercios de la capital estadounidense.
El juez federal Reggie Walton determinó que Kendall y Gwendolyn Myers habían traicionado a EE.UU. y debían de recibir un duro castigo por ello.
Kendall Myers, de 73 años, conocido como el “Agente 202″, aseguró que al entregar a la Habana información sobre las políticas de Washington hacia la isla su intención no era la de causar daño alguno a Estados Unidos.Myers dijo que Cuba temía a EE.UU. por su oposición al régimen en la isla.
El magistrado Walton aseguró sentirse “perplejo” ante esas declaraciones dado, indicó, el grado de antagonismo entre los dos países. “El pueblo cubano se siente amenazado y tienen buenas razones para ello”, aseguró el juez.
El ex empleado del Departamento de Estado es descendiente de Alexander Graham Bell, el inventor del teléfono, y se le acusa de haber espiado durante tres décadas para Cuba.Myers y su esposa fueron descubiertos por un agente de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) y arrestados en junio de 2009.
Según documentos presentados ante las autoridades judiciales por el FBI, Myers comenzó a trabajar para el Departamento de Estado como instructor en el Instituto del Servicio Exterior en 1977.
A finales de 1978 viajó a Cuba invitado por un funcionario de la misión cubana en Nueva York y su guía en ese país era un oficial de la inteligencia cubana, según los documentos.
Seis meses después, Myers se trasladó a Dakota del Sur (EE.UU.) con su esposa tras haber renunciado a su empleo en el Departamento de Estado.
Allí fueron visitados por un funcionario cubano ante el cual accedieron a convertirse en espías.
Con fines de identificación para su correspondencia, recibieron los nombres codificados y Myers se convirtió en “202″ y su esposa en “123″.
Posteriormente, volvieron a Washington donde Myers retornó a sus funciones en el Departamento de Estado.
Según los autos de la acusación, la pareja transmitió información a los agentes cubanos en transmisiones de onda corta y otros medios, incluyendo correspondencia entregada en algunos comercios de la capital estadounidense.
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